lunes, 28 de junio de 2010

Calma

He estado buscándote durante innumerables noches, he vagado de un rincón a otro de mi casa intentando ver tu sombra escondida debajo de mi cama, pero cuanto más me obceco en mi búsqueda termino siempre agotado y empapado por el sudor frío que deja tu ausencia en mi espalda.
Sé que en el momento más insospechado vendrás y te llevarás esta expresión idiota que reina en mi cara cuando hace tiempo que no vienes a verme. Sé que llegarás un día cualquiera sin llamar a la puerta y te quedarás una temporada a mi lado y la costumbre será la mala compañera de viaje que facilite tu huida.
Pero lo cierto es que conozco la jugada y he aprendido la lección como para saber que te marcharás sin dejar rastro durante un tiempo, mientras que yo no podré quedarme en mi cama desecha de buenas intenciones y saldré en tu busca, sabiendo de antemano que aparecerás cuando empiece a darlo todo por perdido, cuando haya invertido todo mi empeño y paciencia en salir a llenar tu vació con cualquier pretexto que me evada de tu nostalgia, de cualquier gesto cargado de complicidad que aleje mi mente de ti aunque tan solo sea por un par de horas.

lunes, 21 de junio de 2010

Escalera hacia.....



Desde hace tiempo todo se ha convertido en una escalera que no se hacia donde lleva, por más que busco no encuentro el final y todo se torna más oscuro a medida que intento subir sus peldaños.
El tiempo me ha enseñado a navegar a la contra, a avanzar a mi ritmo por calles y locales, a danzar solo mi perpetuo último vals. En más de una ocasión he pensado en desistir, en permanecer en el escalón más cómodo, a salvo del cansancio y los inconvenientes que conlleva dar pasos sin poder observar lo que hay delante, sin arriesgar un solo tropezón que hiera mi empeño. Pero no contento con esto, siempre he decidido ir más allá, tal vez se trate de un afán autodestructivo pero cuando la calma hace acto de presencia en mi vida, me encargo yo mismo de empujarla hacia el final de mi escalera, buscando nuevos quebraderos de cabeza y perder el sentido de la marcha, sin saber si subir o bajar pero siempre con la convicción de que mi ritmo es el adecuado, me lleve donde me lleve, sin pensar si me acercaré a un jardín lleno de alegrías o a un campo embarrado repleto de desconsuelo.
Como se suele decir, en más de una ocasión me ha tocado bailar con la más fea, pero tal vez me he acostumbrado a ello porque de las situaciones más desagradables y de las escaleras más oscuras, son de las que al final podemos sacar conclusiones, aprender de ellas y decantarnos por unos caminos u otros. Por mi parte seguiré subiendo por escalones enigmáticos en busca de nuevas experiencias que me lleven al lejano y oscuro final de mi escalera.
Esto no es mio...pero puede servir:
-El mar es inmenso, nosotros pequeños, pero a lo mejor el mar se siente más pequeño que nosotros porque no sabe pensar.

jueves, 17 de junio de 2010


He perdido la cuenta de los minutos que han pasado, de los malos momentos que me han visitado, de los interminables inviernos que pasan factura a mi integridad.
No puedo calcular los cigarros que he invertido entretanto, los días y las horas han volado como aves migratorias, sin mirar hacia abajo mientras sigo en mi playa observando como pasan de largo estación tras estación.
Ahora ha llegado el calor y con el todo se ve desde una perspectiva más optimista, el tiempo no se escurre entre mis manos mojadas sino que se queda en ellas aguardando el momento perfecto para marchar al paso establecido por una chica ataviada de sol y verano que sin devolverme la mirada me arroja al otoño de mis sentidos, a arrancar las hojas de mi almanaque hasta el día en que nuevas aves y chicas traigan el buen tiempo a mi playa.

miércoles, 16 de junio de 2010





Esta es una de esas noches en las que siento que algo falla, es una sensación extraña, una mezcla de desasosiego y de un apetito anímico indefinido que solo puedo engañar con alguna que otra película que me mantiene entretenido mientras permanezco sentado en mi incómoda silla de inconformismo fallido.
Pero al terminar el filme, mi intento de evasión no ha causado efecto, sino que todo lo contrario, me ha postrado en mi asiento esperando a que lleguen mis días de vino y de rosas, de anhelados excesos e insomnio, de noches de trasiego de copas y cristales rotos, de juegos de azar a pie de barra, de sueños en baños minúsculos y de angustiosos despertares acompañados de migraña, café y aspirinas.
Hoy mi mente no ve más que un Jack Lemmon sin escarmentar, el enemigo del lechero, que apura sorbo a sorbo su vida hasta llegar al fondo de un vaso que nunca acaba y que se encuentra devorado por sus íntimos enemigos, su personalidad y el alcohol, al final de cada borrachera.
Esta noche no podría ser lo contrario, tal vez mañana la claridad del día rehabilite mi ansiedad pero seguro que al llegar la oscuridad volverá a aflorar la necesidad de salir a buscar alguna jarra de irracionalidad y situaciones extrañas que den aliciente a mi espera.

viernes, 11 de junio de 2010

Hoy no voy a mentir...

Hoy no voy a mentir... me puedo sincerar. Llevo unos días sin que nada ocurrente venga a visitarme, ninguna paranoia creativa me viene a la cabeza, hoy simplemente estoy aquí por el mero gusto de escribir, sin pensar en lo que mi teclado mental me induce a pensar y a relatar.
Puedo confesarlo, igual he bebido un poco más de lo normal, no voy a negar que con un trago más de la cuenta me siento más inspirado. Hoy puedo entender muchas cosas, han venido a mí como un torbellino después de una cena ahogada con vino y gaseosa, carajillo, copas y alguna que otra cerveza de preparación anterior, hoy tal vez sea más sincero de lo normal.
Mi mente vuela sobre imágenes, sobre recuerdos, sobre canciones y películas pasadas de moda pero no puedo remediarlo, he llegado a comprenderlo, a sacar conclusiones sobre mí mismo y mis preocupaciones e intereses. Tengo la suerte o la desgracia de considerarme un bicho raro marcado por la evolución de la situación emocional en la que me encuentro, podría sentirme como el espécimen de escarabajo kafkiano que nadie espera a encontrarse en su habitación, como una imagen estrambótica en el corredor a la media noche, pero no puedo remediarlo, así soy yo, todo un cúmulo de defectos y pocas virtudes, un bicho raro que trata de encontrarse a sí mismo a través de diferentes vivencias, cavando mi propia tumba antes de morir para llegar a comprender de que manera he enterrado a mi ser antes de tiempo y poder llegar a la conclusión de cual es la manera de la que podría evolucionar para poder encontrar el lejano camino que me lleve hasta mí mismo, como alguien diría : soy todo lo que me pasa. Pero no solo soy lo que me pasa, sino que también soy todo lo que pasa por mi mente, un cúmulo de indecisiones y preocupaciones que cohíben mi propia voluntad.

martes, 8 de junio de 2010



Hoy mi día ha pasado al compás de un viejo blues desafinado que iba marchitando mi animo con cada golpe de ritmo.
Como de costumbre mi jornada ha amanecido soleada, sin ningún tipo de nube que atormentara mi pronóstico, reservado a disfrutar de un sol que tuesta mi piel entre sorbos de café y las páginas de un libro interminable que a medida que voy avanzado va oscureciendo mis perspectivas al igual que mi día. Pero al pasar el ecuador, todo se ha tornado más oscuro, han aparecido nubes que encerraban el sol en una jaula gris que limitaba su luz y optimismo, mientras que por mi parte, me he dedicado a ordenar las telarañas que decoran mi habitación, removiendo los recuerdos con el polvo hasta no quedar nada en el sitio correspondiente, y embrutecer mi mente mientras continuaba poniendo alguna canción como banda sonora de esta escena de cine mudo tan cotidiana de limpieza y de redención frustrada.
Así van pasando los días, entre cielos e infiernos, entre ilusión y angustia, a la espera de alguna señal que aporte el aliciente suficiente a mis dormidas ambiciones que siguen buscando la manera de salir a flote... Así sigo al ritmo de un viejo blues desafinado que marca el ritmo de mis altibajos , de mis claros y mis nubes.

jueves, 3 de junio de 2010

Luces y Sombras




Será porque nuestro mundo se mueve entre luces y sombras en una batalla continua de días y de noches, una lucha del bien y el mal, de estabilidad y desequilibrio que hace que otorguemos un rol a la luz y a la oscuridad.
Siempre he andado buscando la claridad en mi vida, un destello que ilumine todo cuanto tengo a mi alrededor y me haga ver la realidad, como cuando era pequeño y despertaba de un sueño agitado buscando una lamparita que me salvara de los monstruos que habitaban entre las cortinas o escondidos entre la ropa de mi armario esperando el momento oportuno para saltar sobre mí en un momento de descuido y llevarme con ellos a un inframundo repleto de fuego y de demonios armados con tridentes y pantalones de cuero negro que se movían al ritmo de Black Sabbath...si, mi imanación siempre fue por esos derroteros... Podría decir que he utilizado la luz como un fármaco, una especie de antibiótico que mata la infección provocada por las tinieblas, por aquello que no puedo ver y provoca miles de temores infundados. Pero el problema vino cuando abusé de mis falsas recetas, de mi automedicación a bases de bombillas de sesenta vatios y de televisores en marcha toda la noche sin fijarme en los efectos secundarios que marcaba el prospecto de la realidad, quedándome totalmente indefenso ante cualquier atisbo de oscuridad que me acechara en cualquier rincón y sintiéndome de nuevo como el niño asustadizo que era pero con más pelo y algun que otro problema en la cartera.
Con suerte he comprendido que no es oro todo lo que reluce, que en ocasiones es mejor estar a oscuras a que se nos muestre una verdad a medias con luces artificiales, que nos marquen una via sin salida a seguir y acabar estrellados. He empezado clases de baile para aprender a danzar con sombras que deforman la realidad y comprender el momento en que termina la canción y volver cada uno a su lugar. Pero no negaré que con el tiempo prefiero decantarme, como lo hizo Sinatra, por ser un extraño en la noche y besar en la boca a la oscuridad mientras la luz espera mi llegada a casa para intentar contagiarme su miedo ante un posible apagón.

miércoles, 2 de junio de 2010

Hasta el final



Hay canciones que llegan por casualidad a nuestras vidas, marcadas tal vez por una situación emocional o un momento de cambio que hace que nos acompañen durante un tiempo o tal vez hasta el final, como canta Coque Malla.
No puedo evitarlo, soy una de esas personas que hacen suyas las canciones cuando se identifica con ellas y esta es la mejor muestra de ello, desde el primer hasta el último verso.Puede ser que últimamente este más tierno de lo habitual, puede ser que haya tenido que aprender a decir adiós, a marcar un punto y final en ciertos aspectos de mi vida. El adiós es un acto muy duro, no obstante siempre lo he considerado como un primer paso, difícil de dar pero una vez se está decidido a emprenderlo, no hay que mirar atrás, ni seguir obcecados con el muro que ciega nuestra voluntad y continuar buscando el aire fresco de alguna ventana que nos enseñe que hay algo más fuera de estas cuatro paredes. Cuando cerramos una puerta se abren cuatrocientas nuevas tras ella, solo hay que seguir el camino y poco a poco las iremos encontrando, algunas nos llevaran a cuartos oscuros y tal vez a algún que otro problema, otras nos esperaran con las mejores experiencias que podamos imaginar, pero no hay que caer en la desesperación y ser paciente con las nuevas situaciones que se presenten.
Debo reconocer que he durante una larga temporada he permanecido encerrado en mi refugio particular, sentado en la cocina de mi vida viendo como pasaban platos de toda clase y ante la falta de apetito he ido consumiéndome a fuego lento hasta que mi poca razón ha ido hirviendo hasta quemar el cazo de mi cabeza, necesitando urgentemente algo que me refrescará antes de sufrir quemaduras de tercer grado que no tuvieran una cura fácil.
Decidí poner fin a ello, saliendo a buscar mis propias respuestas,disfrutando del nuevo aire que me despeinaba, apurando al máximo cada cigarro, perdiéndome en lugares que nunca antes hubiera pisado y dejándome llevar reprimiendo lo mínimo mis ganas de aprender de cualquier cosa de la que pueda sacar provecho sin tener en cuenta si está bien o esta mal si me hace llegar al final, a mí mismo, pero espero que ese final esté escondido en un lugar remoto e inaccesible para poder disfrutar y padecer de mi particular búsqueda.