A medida que avanzó en su camino dedicó todos sus esfuerzos
en romper el tiempo en miles de pedazos, deformó los reflejos de un trayecto
lleno de baches y piedras que conformaron su pasar.
A menudo, interrumpía su viaje y contemplaba contrariado el
paisaje a través del prisma agrietado que escondía bajo los párpados. Su mirada
se descomponía en diversos planos que buscaban
la conexión, pero nunca llegaron a la fusión completa, sino que se repelían
como polos opuestos.Dedicó gran parte de sus esfuerzos a rastrear los vínculos ocultos en las cunetas y las estaciones de servicio, pero el polvo que levantaba al rebuscar le impedía ver los estrechos hilos que sujetan la realidad.
Con todo, forjó su ser de conjuntos aislados de imágenes, sueños, voces, piedras, polvo, huidas, recuerdos e incertezas. Su vida fue una búsqueda continua por las orillas más alejadas de la unidad; nunca fue uno, sino diversos e independientes.
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