lunes, 30 de septiembre de 2013

Los últimos acordes del piano
arañan el humo de la sala,
nos recuerdan nuestra fragilidad
como habitantes de la nada.

La costumbre nos recuerda que
nos mantenemos suspendidos
en la inmensidad del vacío
de un tiempo no correspondido.

Afuera, todo se derrumba
y nadie parece estar a salvo;
la verdad nos pisa los talones
y nunca golpea de frente.

El diluvio invade cada cuarto,
Cada corazón, cada verso;
Sin embargo, la insurrección
Aguarda en toda tempestad.

1 comentario:

  1. Veo que eres seguidor de Emilio Jiménez Díaz, un individuo que tiene un blog y que ha publicado un artículo sobre Cataluña y los catalanes que me gustaría que leyeras con detenimiento. Si te abochorna igual que a mí que en público se utilicen expresiones como tontos y gilipollas, puñaladas traperas, tiros por la espalda, y otras lindezas dirigidas a los catalanes que no pìensan como él, pues eso, que si te abochorna hagas lo que te parezca. En mi blog vas a tener lectura más provechosa. Saludos cordiales, Tony.

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