jueves, 13 de mayo de 2010




Hacía tanto tiempo que una película no conseguía emocionarme que hasta he llegado a pensar que me estaba empezando a convertir en una especie de monolito al que no le afecta nada, pero esta tarde ha sido diferente, justo en el momento de devolver el dvd de El Buscavidas a su correspondiente caja y estar dispuesto a archivarlo en mi propio cajón del olvido, donde van a parar la mayoría de cosas que al cabo de los días acabo por rescatar, encontrando un significado muy diferente al que le dí en su momento, me he dado cuenta de lo necesaria que ha sido esa película.
Sé que tengo especial predilección por las historias de perdedores, de gente anónima que se ve envuelta en un circulo vicioso con muy difícil salida, que han perdido el tren de una vida dichosa y han optado por coger el autobús de la perdición, gente que se puede encontrar en un bar de una ciudad cualquiera o en una canción de Bruce Springsteen, gente que pierde su mejor apuesta , gente que lo arriesgó todo a una carta o no lo hizo en el momento oportuno, gente que escapa de la moralidad común.
Siempre doy las gracias cuando películas como esta me hacen poner los pies en el suelo, aterrizar del planeta de la golosina a la calle del olvido de Los Secretos, que me enseñen las vidas cruzadas a las que canta Quique Gonzalez y que me enseñen los oscuros sotanos y habitaciones de hoteles de paso donde se fraguan miles de historias que nunca me enseñaron en el colegio.

2 comentarios:

  1. Apuntas, tiras, entra, no entra; solo un pequeño fallo y la partida de tu "vida" se tuerce.
    Te lo has jugado todo a cara o cruz, pero amigo mío, aún te queda el canto.
    Gabi.

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  2. Voy pillando el concepto, he necesitado unas horitas más para darle vueltas pero lo voy captando. Nos vemos en los bares.

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