sábado, 15 de mayo de 2010

La noche como escenario




Nunca llegaremos a conocer, ni poder cuantificar la cantidad de películas que se ruedan cada noche en nuestras calles mientras estamos escondidos en nuestro refugio de sabanas, que nos aisla y nos mantiene a salvo durante las horas de sueño de todo lo que sucede en oscuras aceras convertidas en el marco perfecto para el mejor cine que es la propia realidad.
Mientras el sol y la gente responsable descansan para afrontar un día de luz y frenética actividad, la oscuridad se convierte en la reina de miles de guiones simultáneos, de operetas de autopista cargadas de dramatismo, de comedia, de amor, de sexo, de peleas, de atracos, en las que sus protagonistas anónimos son héroes y villanos que se cruzan sin tan siquiera conocerse, con destinos que tal vez se encuentren por la más remota coincidencia en algún antro o en alguna calle mojada poblada por sucios portales, testigos de pasiones furtivas y besos robados o de algún que otro navajazo imprevisto.
Antes de que amanezca, miles de historias reales y otras que parecen sacadas de la mejor película de terror que hayamos visto, son las que utilizan de manera gratuita las noches como escenario donde desarrollar su acción, haciéndose eco de aquello que nos suelen decir de que la realidad siempre supera la ficción.

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